Desde hai 20 anos, cada 24 de outubro conmemórase o Día da Biblioteca, recordando así a destrución da Biblioteca de Saraxevo incendiada no ano 1992 durante a Guerra dos Balcáns.
O pregón deste ano foi encargado a Alejandro Palomas (Premio Nacional de Literatura Infantil 2016) e o cartel ao ilustrador Manuel Marsol (gañador do último Premio Internacional de Ilustración Feira de Bolonia-Fundación SM).
O cartel acompaña este texto, e o pregón tamén volo quero deixar aquí dispoñible, para que poidades lelo e relelo as veces que queirades:
"COMO MARY POPPINS, PERO SIN VOLAR"
Soy
sobrino de bibliotecaria. Desde que tengo memoria, mi tía, que acaba de cumplir
ochenta años, me ha regalado un libro el día de mi cumpleaños. Primero fue la
serie de "Osear", con su Kina y su láser, de la gran Carmen Kurtz; llegaron
después las aventuras de "Los Cinco", algunos clásicos ilustrados, la gran "Nada"
de Carmen Laforet… La lista es larga y el disfrute ha sido mágico, porque mi
tía entiende la lectura como algo que cura, que aleja al inocente de lo que
agrede, y yo -y ella lo sabe- siempre he sido demasiado vulnerable a lo que
daña, sea o no imaginado, sea o no real.
Mi
tía se llama Nuria y desde niña sufre mucho de la vista. Aun así, trabajó
durante décadas fomentando el amor por la lectura en hombres y mujeres, chicos
y chicas a los que no conocía, pero cuya mirada no tardó en aprender a leer, a
identificar y a descifrar. Ella decía -y a veces dice todavía- que “repartía
refugio”, y se emociona al recordarlo. La he oído también confesar en algunos
momentos de nuestra historia común, que no fueron fáciles y que vivimos juntos:
“Decidí ser bibliotecaria porque así me aseguraba de que, por muy mal que nos
fueran las cosas, aunque faltara el agua caliente o la calefacción, siempre
tendríamos un libro en casa”. Ahora, quince años después de su jubilación, soy
yo quien le recomienda lecturas. Leemos un libro a la vez y nos juntamos cada
quince días a comer y a comentar lo leído, en lo que hemos bautizado como “El
club de las 2”, porque intentamos en lo posible que coincida con el día 2 de
cada mes, a las 2, y porque somos dos almas lectoras que no tienen freno.
Durante estos años de club, ella me ha contado cosas, muchas cosas de su vida
en la biblioteca, y desde que la oigo hablar como lo hace sobre su amor por esa
vocación, que no decrece a pesar del tiempo, no puedo dejar de maravillarme y
de preguntarme cómo definiría yo a una bibliotecaria -o a un bibliotecario-
llegado el caso.
Hasta hace unos meses no di con la respuesta.
Fue
a raíz de la publicación de "Un hijo", durante una charla en un centro de
enseñanza de una capital andaluza. Y fue precisamente gracias a un niño de diez
años que, junto con otros 1OO, había leído la novela y quería conocer a su
autor. Por motivos de espacio, el acto tuvo lugar en la biblioteca del centro,
con un par de profesoras y la encargada de la biblioteca. La charla fue muy
intensa, mucho más de lo que yo esperaba, y se alargó. Cuando por fin llegamos
al final del turno de preguntas, un niño que estaba sentado en la primera fila
levantó la mano.
-A
mí lo que más me ha gustado del libro es María -dijo refiriéndose a la
orientadora del centro, que es, junto con el pequeño Guille, la protagonista
del libro.
Quise saber por qué. El niño, llamado Ismael, se rio un poco y luego,
mirando a una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta. dijo:
-Porque es igual que la seño Lourdes. -Una de las tres mujeres que
estaban junto a la puerta se encogió un poco y negó con la cabeza, incapaz de
reprimir una sonrisa. Ismael no había terminado-. Vive en la biblioteca porque
si no los libros a lo mejor se van. O se mueren.
Se
hizo el silencio en la biblioteca. Nadie se rio. Nadie dijo nada. Fueron segundos
llenos de respiraciones contenidas, de tensión y de infancia.
-Es
que es bibliotecaria -volvió a hablar Ismael. Y al ver que yo lo miraba sin
saber qué decir, debió de entender que necesitaba explicarse mejor, y añadió-:
O sea, como Mary Poppins, pero sin alas.
Hoy
es un día especial. Celebramos el Día de las Bibliotecas y celebramos también
que cientos, miles de Mary Poppins sin alas velan por los libros que las
habitan para que no se mueran ni se vayan, e Ismael siga creyendo que la vida
está en los libros y su reflejo fuera. Hoy es el día en que, un año más, la
magia se renueva y todas las bibliotecarias y bibliotecarios del mundo se
saludan con una mirada cómplice y un largo, hermoso y tierno:
“Supercalifragilísticoespialidoso”.
Texto: Alejandro Palomas / Ilustración: Manuel Marsol